Oscar es de Cáncer, del año 1979. Su carrera musical empezó a los 8 años, cuando pudo descubrir que su pasión era la música, cuando agarro por primera vez un instrumento.
Más adelante, a los 10 la madre le regaló unas timbaletas, con la que empezó a tocar con grupos barriales, y a los 12, pudo animarse con una batería, que le permitió participar de muchos grupos barriales de su Isidro Casanova natal, en La Matanza, Provincia de Buenos Aires.
Cuenta que "hacían de todo, como todo grupo de cover que no tiene tanta difusión; teníamos que estar predispuestos para salir a laburar con cualquier género. Hacíamos un poco de rock nacional, cumbia, incluso algo de huayno, porque tocábamos mucho para la colectividad boliviana que estaba radicada en Argentina".
En el año 96 fue incluido en un grupo famoso, Los Boys, después pasó por La Sonora Poker, y más tarde en Red, tocando la batería. De ahí conoció a muchos músicos, con los que actualmente forman La Repandilla.
La banda que funcionó como trampolín fue Yerba Brava, a la que entró como cantante en lugar del "Mono" Juan Carlos Ponce.
A partir de ahí, nos cuenta que "empezaron a confiar más en mí, a darme más responsabilidades.
Así fue como pude armar Eh Guacho, La base, Castigo, Noche de Luna. De todas formas, yo ya venía laburando en varios proyectos como arreglador y productor en el mismo tiempo en que entré a Yerba".
Tras algunos años, el sueño de tener su banda propia se hizo realidad. Pero su experiencia ganada, lo ayudó a entender que la calidad musical no se negocia, y siempre tuvo claro que el día que pudiese producir su propia agrupación, no importaba que cantidad de músicos lo acompañaban, sino que el producto final, pudiese deslumbrar a sus fanáticos.
"La Repandilla, es una banda de músicos con los que hemos querido tocar siempre, y por esas cosas del destino, estábamos separados. Ahora que me ha ido bien, pude juntarlos a todos", cuenta Oscar, con la humildad que lo caracteriza
La Repandilla es un éxito palpable en gran parte del país, en constante crecimiento, un fenómeno de multitudes…Oscar Belondi lo disfruta y atiende el pulso de su banda con gran entusiasmo. Pero también se ocupa, y muchísimo, del día a día de Parulo, su productora todo terreno, donde cobija a muchos grupos propios y a colegas que se suman de una u otra manera
"Mi generación tiene como referentes musicales dentro de la Cumbia a Antonio Ríos o a Darío Zanco, que son como nuestros padres musicales, pero la nueva generación no los conoce tanto. La generación es otra y hay que prestar atención a lo que suena hoy para seguir convenciendo a un público constante. La gente que nos sigue desde el comienzo, hoy son padres o madres, y ya no va a los bailes a vernos en vivo, quizá nos siga en las redes sociales o escuchando nuestra música en las radios o Spotify, Youtube o los demás servicios de streaming. Por eso, la tarea del artista en nuestra movida es buscar el convencimiento constante del público, semana a semana".
Oscar Belondi no sólo es el líder de La Repandilla.
Parulo, su oficina de producciones, discográfica y de ventas, es una empresa que gira alrededor de él. Sabe que es amado y cuestionado casi a la par. Y no le importa. Es un referente indiscutible de la movida tropical. Un creador, innovador, generador de puentes para que los artistas lleguen directo a la gente.
Hoy le reconocen el éxito de su trabajo hasta quienes lo trataban de loco, de Quijote luchador contra molinos de viento. Y ni que hablar de los fans, que se tatúan su nombre, sus letras o de La Repandilla, como muestra incondicional de cariño. La pasión en la piel.