Fats Waller

Fats Waller, nacido en Nueva York, empezó a tocar el piano profesionalmente a los 15 años, a pesar de la desaprobación de su padre, un clérigo. Pronto se convirtió en uno de los intérpretes más populares de su época, conocido en todo Estados Unidos y Europa. Una prueba de su popularidad es que una vez fue secuestrado a punta de pistola y conducido a una fiesta sorpresa para el gángster Al Capone y se le ordenó tocar. Se rumorea que la actuación duró dos o tres días y que Waller regresó sano y salvo, varios miles de dólares más rico.

Escribió muchas canciones que se convirtieron en estándares de la época y se le atribuyen más de 400 composiciones con las que ganó una fortuna con la venta de discos y partituras. Tras participar en sesiones con diversos conjuntos, Waller acabó formando parte de un grupo de seis músicos conocido como Fats Waller and his Rhythm, en el que, entre otros notables músicos, figuraban Herman Autrey a la trompeta, Gene Cedric al saxofón y el guitarrista Al Casey.

Aunque era conocido principalmente por su habilidad como pianista de swing, Waller también era un organista de talento y grabó varios solos de órgano de tubos. Murió en la cima de su fama, con sólo 39 años, a causa de una neumonía contraída durante un viaje en tren transamericano. Fue incinerado y sus cenizas se esparcieron desde un avión sobre Harlem, Nueva York.