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No tengo fe, pero sí guardo la esperanza...
Viento Franco
En términos de navegación, es aquel ligero viento que permite continuar firme a por un rumbo sin alteración alguna, por naturaleza, a buena vela. En términos de la mitología griega (y no por casualidad), Céfiro es el dios del viento del Oeste, el más gentil de los vientos y portador de la Primavera.
Viento Franco es un "cantante/baterista/escritor" empírico, cotidiano, melómano y valeroso de herencia. Intenta explorar distintos planos de la música que siempre le ha influenciado y ayudado a navegar por la vida. Escribió su primera canción en el año 2013, no hubo credos ni intervenciones que lograran lo que el Rap logró; ser su única salvación después de tocar fondo y perder la fe en todo, y en todos.
No es más que un oyente quien quiso crear los sonidos y las armonías que sus oídos le pedían a gritos, sin restar mérito a numerosos músicos que marcaron gran huella en su camino desde crío. Oriundo de Occidente, de un accidentado territorio que llaman Colombia. El Viento Franco no es de barrio, él es un nómada. Renunció a todo en búsqueda de una calidad de vida digna y desde los molinos de Cerros de Oriente emprendió una travesía hasta Oceanía. Fue allí donde, junto con su amigo y productor Weder Zidan, se empezó a gestar el preciso sonido a inicios del 2019.
El Viento Franco salvó la vida de un ciudadano común mediante el resultado de un perfecto encaje entre rigurosidad, pasión, meticulosidad, innovación musical más frases sueltas consignadas en su Bitácora de Vuelo.
Y si el dinero no existiera, en qué invertirías tu tiempo?
Yo crearía la música que cambiase mi mundo... Y cocinaría cada día para mi mujer y mi familia, por supuesto.