Soy yo un animal de raza humana
Podría comenzar contándoos en qué año se formó la banda, cuántos discos tienen o quiénes son sus integrantes. Pero solo os diré que Humo Sapiens son cinco amigos de la infancia que han creado familia. Entre ellos y a su alrededor –por lo que son mucho más, muchos más. Somos muchos más–. Y que el mejor acercamiento a la banda que os puedo ofrecer –que ellos os pueden ofrecer– es su mejor carta de presentación: sus canciones.
Inconformistas y comprometidos con su realidad y las del otro, vitalistas, amantes de lo sencillo, de lo esencial… en sus canciones lo comprobamos. En ellas hablan sobre temas actuales y del pasado que, desgraciadamente, nos persiguen: la necesidad de tantas personas de cruzar el mar en busca de una vida mejor. Hablan sobre la torpeza que demuestra el ser humano destruyendo su propio hogar, nuestro planeta tumba. Sobre la importancia de vivir conectados al presente y de ir haciendo camino al andar –que decía Machado– disfrutando de las pequeñas cosas de la vida. Le ponen música y palabras a lo más prosaico y poético, a lo más íntimo y universal: a la persecución de la luna llena por las calles de la ciudad, a un árbol casi milenario siendo calcinado por las llamas de un incendio, a las sensaciones que nos provoca el olor a tierra mojada.
Pero entre sus canciones, además de para la sensibilidad y la belleza, también hay espacio –y no en contraposición– para la crítica social, para la sátira y la ironía. Con canciones que hablan de la opresión de los de arriba, del control que ejercen sobre nosotros las redes sociales o de la urgencia de luchar contra ideas que vienen de estribor y de un tiempo pasado que nunca será mejor. De esto último trata, precisamente, su próximo tema: “El último abordaje”.
Y termino como suelen terminar sus conciertos: escuchadlos y, en definitiva, “si una nota te transporta a otro lugar” o “si un acorde te golpea el corazón”: VALIÓ LA PENA. Y la valdrá –y no lo digo porque forme parte de la familia–.
-María G. Macías-