Dicen que los grandes descubrimientos ocurren por casualidades o por error, sin querer o tener
la noción certera de que lo que se está gestando es algo grande. Eso fue lo que le sucedió a los
hermanos Aguado, cuando un noviembre hace 51 años se reunieron con unos vecinos de la
urbanización Sucre de Maracaibo estado Zulia en Venezuela, un cuatro, una tambora, una
charrasca y las ganas adolescentes de hacer gaita.
En cuanto al nombre de GUACO, proviene de un pájaro, es una lechuza blanca sinónimo de
mala suerte para nosotros, pero aún así no nos importó llamarnos Los Guacos del Zulia.
Desde ese momento, lo que comenzó siendo un pasatiempo juvenil para lograr entrar a todas
las fiestas marabinas se convirtió en un modo de vivir, sentir y de ser, en una cadencia
particular y un sonido único que, casualmente, tiene, el mismo nombre que aquella lechuza
blanca que volcaba en medio de las calles de Maracaibo mientras el grupo sonaba.
La transformación de un sonido
Lo trascendental de esta banda de gaiteros es que de ellos se ha llegado a decir que la historia
de la gaita se divide en antes y después de «Los Guaco». Aunque, esto era lo que criticaban los
sectores más tradicionales de la gaita —y que nunca les han perdonado—, este grupo cambió al
zuliano ritmo que se tocaba con tambora, furro, cuatro y charrasca, pero que ahora se toca
como ellos lo hacían en sus comienzos: su legado desde los 70 fue la introducción de guitarra y
pianos eléctricos, bongos, conga y cencerro.
En 1976, «María la Bollera», se convertiría en uno de los primeros éxitos importantes de la
agrupación y el que les da la entrada a la capital del país (Caracas). La década de los ochenta fue
la época de los experimentos, el momento perfecto para afianzar lo que les retumbaba dentro y
que manifestaban musicalmente como una cadencia mestiza que solo podía tener un nombre:
GUACO.
Canciones como «El pastelero», «Cepillao» y «El billetero», son muestra de la nueva búsqueda
que inicia una nueva etapa musical y sirvieron para consolidar su imagen en todo el país.
Sin embargo, la conquista definitiva dio fruto con el disco de 1984 Guaco es Guaco, en el que
«Un cigarrito y un café», se convirtió en otro suceso musical de la banda y en una suerte de
himno para los seguidores del grupo.
Lo que GUACO buscaba, era precisamente ampliar toda la gama musical de esa cadenciosa
expresión occidental, llamada gaita, y crear un nuevo estilo musical de proyección
internacional, presentando al mundo una verdadera manifestación rítmica, inédita y
totalmente venezolana.
Luego, vinieron los éxitos de los 90, en los que están bien definidos —nuevamente— el nuevo
cambio de la agrupación, la creación del ritmo GUACO. Temas como: «Ya no eres tú»,
«Zapatero», «Todo quedó», «Me gustan las caraqueñas», «Como es tan bella», «Esperándote»,
«Deja» y «Si usted la viera», son el mejor ejemplo.
Actualmente, la convocatoria del grupo no tiene fecha y sigue intacta, el itinerario de GUACO
está copado todo el año y sus canciones suenan en la radio sin distinción de meses en el año.
Después de cinco décadas de trayectoria la vigencia de GUACO sigue intacta y cada año suma
más éxitos y seguidores. Bien lo explica Gustavo Aguado: «La inteligencia no envejece».
GUACO de Venezuela para el mundo
GUACO, cada vez crece más y con el transcurrir del tiempo su principal plaza —Venezuela— se
le ha vuelto pequeña, es por eso que han buscado que su música llegue a cualquier rincón del
mundo, logrando montarse en grandes escenarios internacionalmente desde Chile hasta Japón.
Esto es muestra de que GUACO tiene su vista hacia el horizonte infinito, donde se encuentra el
límite último y exacto de la creación de la innovación, del futuro, lo que hace que no paren en
su lucha diaria. Pues, La Súper Banda de Venezuela, dándole honor al nombre que se han
ganado en su país natal poco a poco está logrando su gran sueño de ser «GUACO de Venezuela
para el mundo».