Amy Winehouse

Había una sombría inevitabilidad en la trágica muerte de Amy Winehouse, que puso fin abruptamente a una carrera espectacular que comenzó con su eclosión como una de las voces más icónicas de su época, trayendo consigo un diluvio de fama que puede haber acelerado su torturado descenso a las drogas y su muerte prematura el 23 de julio de 2011 a los 27 años. Hija de un taxista judío del norte de Londres amante del jazz, Amy ya cantaba en un grupo de rap, Sweet 'n Sour a los 10 años, tocaba la guitarra a los 13 y escribía sus propias canciones a los 14 antes de ingresar en la escuela de teatro Sylvia Young. Más tarde fue expulsada, pero siguió estudiando en la BRIT School de Croydon y su talento precoz se hizo evidente cuando cantó con la Bolsha Band y, en 2002, fue contratada por la compañía 19 Management de Simon Fuller. Con su característico peinado de colmena y un estilo vocal apasionado y ahumado que la llevó a compararse con algunos de los grandes del jazz a los que tanto veneraba, Amy triunfó en 2003 con su álbum debut Frank, escrito en su mayor parte por ella misma. Sin embargo, sus ventas fueron insignificantes al lado de Back To Black, de 2007, que incluía su canción más definitoria y su mayor éxito, Rehab, brillantemente producido por Mark Ronson. Le siguieron otros éxitos, como Back To Black y Tears Dry On Their Own, y también tuvo éxito cantando Valerie en el álbum del propio Ronson. Un año más tarde, sin embargo, empezaron a aparecer titulares escabrosos sobre su comportamiento errático a medida que su consumo de drogas se descontrolaba y sus actuaciones en directo -que hasta entonces habían sido uno de sus puntos fuertes- también empezaron a resentirse. Las sesiones de grabación del siguiente álbum, Back To Black, fracasaron junto con los intentos de reconducir su vida y su carrera, y Amy murió en su casa de Camden, al norte de Londres.